Consejos para una buena alimentación otoñal
Cuando llega el otoño, los cambios de horario pueden producir alteraciones en los hábitos de la alimentación. Laura González, responsable de Nutrición y Salud de Nestlé, aporta algunos consejos, en el consultorio de “El Bisturí” de octubre.
El otoño puede ser un buen momento para devolvernos la normalidad después del verano, y para retomar hábitos saludables que muchas veces se han abandonado en este periodo. La modificación en las horas de sueño y el cambio en los horarios, y sobre todo en las comidas, pueden ser un factor estresante para algunos de nosotros. Nos lo cuenta Laura González desde los micrófonos de “El Bisturí”.
Consejos para retomar unos hábitos saludables y adaptar nuestra alimentación a la estación otoñal
- Planificar las comidas semanales. Sabemos que una buena planificación es garantía de elaborar menos y de comer más saludable. Te aseguras así de tomar los alimentos que debemos consumir en cada momento para que nuestra alimentación sea equilibrada; además, evitas compras compulsivas que, por lo general, son alimentos más superfluos.
- Repartir los alimentos en cuatro o cinco tomas durante el día, de un modo lógico y adaptado a nuestros horarios de trabajo y a nuestras costumbres más arraigadas. La vuelta a la rutina es un buen momento para retomar o restaurar unos buenos hábitos.
- Controlar el tamaño de las raciones. En especial cuando comemos fuera de casa porque además es habitual que nos encontremos con cantidades muy superiores a las que realmente necesitamos para satisfacer el hambre y nuestras necesidades nutricionales. Luego, los alimentos de origen vegetal que deben ser las estrellas diarias de nuestra dieta. Y estos alimentos no hacen vacaciones y debemos consumir la cantidad que se recomienda. Que no falten en nuestra cesta de la compra alimentos de temporada y de proximidad.
¿Cómo adaptar la alimentación a los cambios de temperatura otoñales?
Es cierto que cuando llega el otoño el organismo tiene que adaptarse al nuevo clima y a los ritmos de la nueva estación.
Algunos consejos para enfrentar el frío con la alimentación
- En otoño nos apetecen los platos de cuchara. Por ejemplo sopas, guisos, estofados… Es el momento de reivindicar los platos de legumbres. Son platos muy nutritivos que se pueden preparar con antelación y que pueden servirse como plato único acompañado de una ensalada y un fruta de postre.
- Recuperar recetas basadas en la dieta mediterránea, que es el patrón de dieta saludable. Se pueden aligerar aumentando la proporción de verduras y sustituyendo las carnes grasas o embutidos por alguna carne que sea mucho más magra como por ejemplo el pollo o el pavo, o incluso por pescados. Los clásicos garbanzos con espinacas y bacalao o lentejas con verdura y arroz. Para dar más sabor y que sean más digestivos, se puede sustituir la sal por hierbas aromáticas.
- Añadir frutos secos a la comida: almendras, avellanas, nueces, piñones… Estos son ideales para tomar entre horas o para acompañar recetas de carnes, pescado e incluso para servirse en ensaladas. También para enriquecer salsas o cremas.
- No nos olvidemos tampoco de las setas. Contienen proteínas vegetales y son ricas en minerales. Combinan con casi todos los alimentos, enriquecen el sabor y los platos en cuanto a nutrientes.
- No desterrar en este tiempo las ensaladas de la mesa. Debemos saber que las ensaladas no son exclusivas del verano. Es importante recordar que es recomendable consumir mínimo tres raciones de frutas y dos de verduras y de éstas preferiblemente una de ellas en forma de ensalada.
¿Hay que comer más cuando se acerca el invierno?
Es verdad que pensamos que con el frío hay que consumir más calorías que en las épocas de calor. Pero lo cierto es que el metabolismo es el mismo en invierno que en verano. Por esto tanto en invierno como en verano las calorías que necesita nuestro cuerpo son muy similares. En invierno no hay que comer más, hay que comer distinto.
La verdad es que nuestra cocina tradicional nos aporta muchas recetas para esta época del año que generalmente están basadas en la dieta mediterránea y por tanto son a base de legumbres, patatas, arroz, verduras, hortalizas, pescados y cocinados con aceite de oliva.
Fuente: Agencia EFE
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