Una alimentación correcta y equilibrada para los hijos es una preocupación cada vez más extendida entre padres y madres. La negativa a comer adecuadamente y de una forma variada (por ejemplo frutas y verduras) provoca no pocas tensiones familiares.
No hay que alarmarse, porque, según afirman los expertos, un 90% de los niños y niñas pasan por etapas de “mal comedor”.
Es a partir del primer año cuando se hace más difícil que los niños coman alimentos nuevos. Desde esa edad comienza a influir lo que ven comer al resto de los niños (efecto contagio) y lo que ven a los adultos. Hay que tener cuidado en no lanzar mensajes que puedan predisponerles contra algún alimento. Asimismo, hay que impedir que esa negativa a comer la utilicen como herramienta para llamar la atención y chantajear a los padres.
En cualquier caso, hay que tener claro que difícilmente van a comer cómo y cuando los adultos queramos, ellos marcarán su propio ritmo.
Vamos a ofreceros recomendaciones para motivar a aquellos niños/as que no comen bien.
LA COMIDA NO ES UN CASTIGO. Cuando utilizamos la comida como premio o castigo se la da una connotación diferente, vinculándola a emociones positivas o negativas, con una función distinta a la que originalmente tiene: fortalecernos y nutrirnos.
EL ADULTO MARCA LOS MENÚS, NO EL NIÑO
Si por un niño fuese, comería únicamente los platos que más le gustan. Por ello, el adulto debe marcar los menús y los alimentos que entran en casa. Además, permitir al niño decidir conllevaría un bajo nivel de frustración cuando no consigue lo que él quiere.
SÉ POSITIVO
Trata de hacer de las comidas una experiencia realmente positiva. Trata de ocultar tu desesperación y felicita al niño cuando come muy bien o prueba algo nuevo, pero no de forma excesiva, la comida es un acto natural.
COCINA CON LOS NIÑOS
A los niños les encanta cocinar porque se sienten mayores realizando tareas de adulto y porque les gusta experimentar con las texturas, los sabores, etc… Participar en la planificación y la preparación de una comida puede estimular el apetito de un niño.
EL PLATO NO TIENE POR QUÉ QUEDAR LIMPIO
Hay que desterrar la idea de que comer bien es vaciar el plato. Un niño come lo que precisa, y, al igual que los adultos, cada uno tiene sus propias necesidades. Además, tienen que aprender a conocer la sensación de saciedad y a reaccionar consecuentemente, comiendo lo que realmente necesitan, previniendo así la obesidad.
 HAZ LOS PLATOS DIVERTIDOS
Comemos con los ojos. ¿Por qué no motivar de esta manera a los niños? Caras con verduras, brochetas de frutas…juega y pásatelo bien con ellos, estimulando su creatividad.
LOS NIÑOS HACEN LO QUE VEN A SUS PADRES
La mejor forma de enseñar buenos hábitos alimentarios a su hijo es comiendo bien, dándole ejemplo. Por ejemplo, si un niño ve que su padre o madre no comen fruta es más difícil que la prueben.
EL TIEMPO DE LA COMIDA TIENE UN PRINCIPIO Y UN FINAL
La hora de la comida tiene unas pautas y los platos un orden. No podemos estar sentados en la mesa eternamente.
TEN PACIENCIA
Aunque tarde en comer, hay que ser paciente y no dárselo nunca a la boca. Con ello, sólo conseguiríamos que logren acaparar nuestra atención. El comer solos les hace más autónomos y les gusta porque se sienten mayores.
NO TE ALTERES
Hay que ser fuerte y relajarse cuando el niño trata, mediante el llanto o los gritos, de conseguir que le prepares lo que le gusta. Terminarán por darse cuenta de que la rabieta no conduce a nada. Si accedemos, estaremos otorgando el poder a los niños. Recuerda, el adulto eres tú..
MOTIVACIÓN
Plantéale objetivos, y ponlos en un sitio visible. Haz un calendario y coloca una pegatina cada vez que come bien. Empieza por raciones pequeñas y vete incrementándolas. Marca un premio para cuando consiga un número de pegatinas.
¡OJO! El premio NUNCA debe consistir en chucherías, comida basura o ser excesivo, que sea un plan para  hacer juntos, o unos cromos que le gusten…
COMER JUNTOS
Comer toda la familia reunida siempre que sea posible en un ambiente agradable, ya que el niño también se relaja. Quitar el foco de atención sobre la comida del niño, evitando utilizar la autoridad. La comida es también un tiempo de disfrute. Y no olvides dejar que los niños te ayuden a preparar la mesa.
MERIENDAS SALUDABLES
Aprovecha cuando vienen del cole hambrientos para que coman algo saludable. Déjales algo preparado en la mesa para evitar que se atiborren con lo primero que vean: galletas, patatas fritas… También puedes motivarlos dejando que ellos se preparen la merienda de forma sana.
María Arrieta
Pedagoga de Gastronomía Baska
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