Almacenar bien para reducir el desperdicio

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aproximadamente un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial para consumo humano se pierden o desperdician cada año. Los hogares desperdician aproximadamente el 40% de los alimentos, especialmente los de los países desarrollados, con unos 15 kg por cada kg desperdiciado en un país en vía de desarrollo.

En la lucha contra el desperdicio de alimentos en nuestros hogares, una de las armas más eficaces es almacenar correctamente los alimentos. Al hacerlo, no solo prolongamos la vida útil de los productos, sino que también contribuimos a la sostenibilidad ambiental.

Estas son algunas pautas clave para empezar a mejorar los datos desde la cocina.

Frutas y Verduras: mantener las frutas y verduras frescas separando las que emiten etileno, como manzanas y bananas, de las que no, como las patatas y las cebollas. Las primeras pueden acelerar el proceso de maduración de las segundas. Además, la mayoría de las verduras se conservan mejor en el cajón de alta humedad de tu refrigerador, mientras que las frutas prefieren un entorno de baja humedad.

Carnes, Pescados y Aves: estos productos deben almacenarse en la parte más fría del refrigerador, idealmente en el estante inferior, para evitar la contaminación cruzada. Si no se planea usarlos en los próximos días, es mejor congelarlos. Imprescindible etiquetarlos con la fecha de congelación.

Lácteos: los productos lácteos deben guardarse en las partes más frías del refrigerador, lejos de la puerta, donde las temperaturas pueden fluctuar. El queso debe envolverse en papel encerado o papel de aluminio para permitir que respire, mientras que la leche debe mantenerse en su envase original.

Pan: para evitar el moho, hay que guardar el pan a temperatura ambiente si se planea consumirlo en unos días. Para almacenamiento más largo, el congelador es el mejor amigo. Hay que envolverlo bien para protegerlo de quemaduras por congelación.

Especias y Granos Secos: deben mantenerse en recipientes herméticos, en un lugar fresco y oscuro. Esto no solo prolonga su vida útil, sino que también mantiene intacto su sabor y nutrientes.

Implementar estas prácticas simples pero efectivas puede marcar una gran diferencia en reducir el desperdicio de alimentos en el hogar. Estaremos dando un paso hacia un estilo de vida más sostenible y consciente y también estaremos controlando mejor el gasto en alimentación.

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