Cuando la temperatura exterior es elevada, el cuerpo necesita más energía para mantener la temperatura corporal dentro de los márgenes habituales. Para ello, se ayuda de mecanismos como el aumento de la sensación de sed y la sudoración.

Al aumentar la sudoración aumenta también la perdida de líquidos y de electrolitos –minerales-, que el cuerpo necesita reponer. En el caso de los niños esto se puede convertir en una batalla, ya que no se caracterizan principalmente ni por estar sentados a la sombra cuando el sol calienta. ¿Cómo podemos mantenerles hidratados? Prueba con estas sabrosas frutas de verano para niños: melón y sandía.

«Es evidente que el agua es nuestro mejor aliado, pero no hay que menospreciar las frutas de verano para niños.»

Hemos de ser conscientes de lo importante que es la hidratación de nuestros hijos y el reponer los electrolitos que pierden a lo largo del día.

Es evidente que el agua es nuestro mejor aliado, pero no hay que menospreciar las frutas de verano para niños. Albaricoques, melocotones y nectarinas, además de cerezas y ciruelas, sin olvidar los tremendamente populares melón y sandía son una herramienta ideal para prevenir la deshidratación y combatir las altas temperaturas.

En general, estas frutas, sobre todo el melón y la sandía, proporcionan una cantidad muy alta de agua, ya que más del 90% de su composición es agua. También son una fuente importante de vitamina C, ideal para mantener los depósitos bien llenos de cara al invierno. Son además, ambas, frutas muy poco calóricas, aunque con alto poder saciante, lo cual las hace ideales para comer entre horas, ya que llenan sin aportar demasiadas calorías, pero si numerosos beneficios.

«El melón y la sandía, proporcionan una cantidad muy alta de agua, ya que más del 90% de su composición es agua.»

El melón es también rico en potasio y, dado que este mineral está involucrado en el funcionamiento de músculos y nervios, además de en la regulación del balance de agua en el organismo y del ritmo cardiaco, el melón es fantástico reponer fuerzas o prepararse para cualquier actividad física e intelectual. Contiene cantidades apreciables de fósforo, hierro y magnesio, convirtiéndolo en lo que se conoce como producto con potencial remineralizante natural.

La sandía, por su parte, contiene magnesio, zinc y hierro, aunque no tiene tanto potencial remineralizante como el melón.

En cuanto a su contenido vitamínico, el melón es una fuente importantísima de folatos, especialmente importantes durante periodos de división y crecimiento celular rápido como en la primera infancia y la adolescencia. La sandia, por su parte, aporta carotenoides sin actividad provitamínica, concretamente licopenos, que desempeñan una función esencial en verano, ya que protegen la piel del sol, además de favorecer la correcta osificación.

Las frutas con alto contenido de agua facilitan también el trabajo de los riñones, que gracias a ellas funcionan con más eficiencia, facilitando la eliminación de sustancias de desecho y toxinas, y mejorando por tanto la función renal.

Carlota Reviriego
Fuente: guiainfantil.com
Fotografía: guiainfantil.com
https://www.guiainfantil.com/alimentacion/ninos

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