La importancia de la alimentación en la prevención de la caries
La alimentación es un factor fundamental en la aparición de la caries y, en general, en la salud bucodental. Los padres tienen que proporcionar a los hijos una educación nutricional y unos hábitos dietéticos adecuados que incluyan una correcta higiene dental.
La caries es una erosión de la capa externa del diente, es decir, del esmalte, originada por la formación de una placa dentaria producida por la acumulación de azúcar e hidratos de carbono. Las bacterias destruyen esta placa y la convierten en ácido que deteriora el esmalte dental. En el caso de los niños, la estructura más porosa y vulnerable de los dientes los hace más propensos a las caries.
Prevención
La prevención es un factor esencial para evitar la caries y, para ello, la alimentación tiene un papel primordial. No sólo influye el tipo de alimento ingerido sino también la frecuencia y el momento en que se ingiere.
Son muy beneficiosos los alimentos crudos y ricos en fibra porque requieren una masticación enérgica que fortalece las encías y favorece la segregación salivar, la neutralización de los ácidos y la autolimpieza. Además, no hay que olvidar incluir en la dieta nutrientes esenciales para desarrollar un sistema óseo dental resistente, como el fósforo, el magnesio, el calcio y las vitaminas C y D.
Alimentos como los cacahuetes y el queso son también convenientes para reducir el grado de acidez de la saliva.
El flúor es un nutriente esencial que mejora la calidad y resistencia del esmalte a los ácidos. Recomendado por la OMS (Organización Mundial de la Salud), el fluoruro disminuye hasta en un 50% la aparición de caries. El flúor se ingiere en pequeñas cantidades con los alimentos y se puede incrementar con el uso de pastas dentífricas, geles, colutorios…
Son perjudiciales los alimentos ricos en azúcares con un alto contenido en grasas.. Hay que intentar que el consumo de dulces y chuches sea esporádico y, sobre todo, durante las comidas, no entre horas. Los chicles y caramelos blandos son los más dañinos por su permanencia prolongada en la superficie dental.
Hay que dar preferencia al agua y a los zumos naturales frente a los envasados y evitar en lo posible las bebidas gaseosas que dañan el esmalte.
Además, es necesario para mantener una correcta higiene dental:
– Cepillar los dientes después de cada comida y después de ingerir cualquier alimento azucarado para que esté el menor tiempo posible en contacto con los dientes.
– Visitar anualmente al odontólogo para mantener sana la dentadura.
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