El anuncio de Sanidad de aplicar este sistema en España no convence a los expertos, que temen que no se adapte a la dieta mediterránea, pero reconocen que hay que seguir trabajando en la mejora de los etiquetados y en educación.

La ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, anunció importantes cambios en la estrategia de lucha contra la obesidad. Aprovechando la entrega de premios de la Estrategia NAOS de nutrición saludable, Carcedo avanzó que España adoptará el llamado semáforo nutricional –el código Nutri-Score– a través de un decreto en el que ya se está trabajando; limitará la publicidad de alimentos poco saludables dirigida a menores con una modificación del código PAOS que se está negociando con la industria, y desarrollará la Ley de Seguridad Alimentaria para prohibir lo no saludable de centros escolares.

«Nutri-Score es un gráfico de cinco colores que valora la calidad nutricional de los productos según su contenido en grasas saturadas, sal, fibras y calorías y podría implantarse en 2019.»

El primer paso en esa nueva política será mejorar la información nutricional dirigida al público “para que sea fácil de entender: el actual etiquetado ha sido útil pero, siguiendo las recomendaciones de diversas sociedades científicas y el ejemplo de países como Francia, vamos a incorporar en nuestro país el etiquetado nutricional frontal”, detalló Carcedo. Consiste en un gráfico de cinco colores que valora la calidad nutricional de los productos según su contenido en grasas saturadas, sal, fibras y calorías y podría implantarse en España en 2019.
Es un código muy visual, colocado de forma frontal en los envases, con colores fácilmente identificables, que aspira a ayudar a los consumidores a elegir. La principal ventaja es que los alimentos ultraprocesados tienen puntuaciones malas y es fácil identificarlos.
A lo largo de la semana han sido múltiples las reacciones de los profesionales sanitarios al anuncio de la ministra y casi todos coinciden en que tiene ventajas (como la mejor comprensión del etiqueta), pero también inconvenientes (demasiado simplista y poco adaptado a la dieta mediterránea). “Debe haber un nuevo sistema de etiquetado nutricional, pero necesita suficiente evidencia científica y fundamentalmente consenso de todos: Administración, productores, ámbito académico y científico y profesionales, y me temo que la medida anunciada no lo ha cumplido, además de cierta precipitación”, analiza para CF el presidente de la Fundación Española de la Nutrición (FEN), el prestigioso catedrático Gregorio Varela. “Son varias las alternativas posibles que conocemos, y hay que analizarlas y validarlas en nuestro entorno y contexto”, añade.

¿Podría generar confusión?

Para la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), “este método de etiquetado quizás no es el óptimo, ya que puede generar confusión en los consumidores, especialmente si la elección del alimento se basa únicamente en este código de colores”. Los endocrinos preferirían los sistemas mixtos de etiquetado (composición nutricional y calidad nutricional), porque “son los que más información ofrecen al consumidor y se interpretan fácilmente”.
En la SEEN defienden que la información sobre la calidad nutricional ha de prevalecer sobre la información de los nutrientes y que se deben establecer las raciones de consumo aconsejadas que cubran los requerimientos nutricionales y sirvan como medida de prevención primaria de obesidad. En paralelo, recomienda contemplar un etiquetado dirigido al público infantil, al menos en los productos orientados a este grupo de edad, que sea fácil de interpretar.

«Los endocrinos preferirían los sistemas mixtos de etiquetado (composición nutricional y calidad nutricional), porque son los que más información ofrecen al consumidor y se interpretan fácilmente.”

“Era de esperar un cambio en el etiquetado que era demandado por todos los operadores, desde las industrias a los consumidores. Incluso grandes empresas de alimentación, pesos pesados de la industria alimentaria, habían comunicado su intención de implementar un semáforo, que era más sencillo que el del Ministerio de Sanidad. El código Nutri-Score, aunque es mejorable, se ha validado científicamente. Los estudios realizados nos dicen que las personas que consumen alimentos con las puntuaciones más altas en Nutri-Score, mejoran la calidad de la cesta de la compra”, aporta el vocal de Alimentación del Consejo General de COF, Aquilino García Perea.
¿Es un código adecuado para España? “Este sistema tiene algún inconveniente no pequeño; por ejemplo, con un producto estrella y muy saludable español: el aceite de oliva, que al tener un elevado porcentaje de grasa tiene baja puntuación, con lo que se puede crear confusión”, subraya García Perea.

«La propuesta de las marcas era hacer las valoraciones por raciones y no por cada 100 gramos.»

En la misma línea, el presidente de la FEN muestra su preocupación por si se ha tenido en cuenta la dieta mediterránea: “No sé si la Administración, al anunciar la medida, dispone de los modelos de simulación necesarios para su aplicación, que prueben, por ejemplo, que los alimentos característicos de nuestra dieta mediterránea con este sistema se podrían considerar como saludables o no”.
“Había otras posibilidades. La propuesta de las marcas era hacer las valoraciones por raciones de alimento y la del Ministerio de Sanidad ha sido establecer el sistema por 100 gramos de alimento. La polémica está servida”, añade el vocal nacional de Alimentación.

Educación y más educación

Los expertos consultados en lo que sí coinciden es en que la política fundamental de cualquier Gobierno debe ser seguir educando a la población en materias de alimentación, recuerdan desde la SEEN. “La simplificación no es buena en Alimentación y Nutrición, y la evidencia científica nos viene mostrando de manera rotunda y casi de manera constante, que es el patrón de dieta en su conjunto, más aún el estilo de vida, lo que tiene importancia para nuestra salud”, concluye Varela.
Nutri-Score viene a complementar, no a sustituir, el etiquetado”, apostilla García Perea, quien añade que el farmacéutico “tiene la oportunidad de ayudar a los consumidores a comprender y utilizar este sistema y enseñar que hay que utilizar la puntuación sólo para comparar los alimentos dentro de un mismo grupo y no por separado de otros grupos de alimentos, que crearía confusión. Todo ello redundará en la salud y en la calidad de vida de la población”.

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