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No todas las plantas reaccionan igual a las bajas temperaturas. Hay algunas que se resisten 0 grados, e incluso menos, pero hay otras que van a sufrir mucho por debajo de diez grados. Entre las primeras, las resistentes, los guisantes o los puerros; entre las segundas, las que no lo llevan nada bien, el perejil, la albahaca, el pimiento, el tomate…

 

Es probable que decidamos proteger nuestro huerto urbano del frío. En general conviene a todos los cultivos, porque las plantas que soportan bien el frío no están mejor con temperaturas extremas por el hecho de soportarlas. Lo ideal, si las dimensiones de nuestro huerto lo permiten, es contar con un invernadero, pero es una opción que lógicamente no sirve para la mayoría de las terrazas o balcones. Hay que pensar en soluciones que se adapten a nuestras necesidades.

 

Los túneles de cultivo son básicamente invernaderos “razonables”, evitan las heladas y protegen de las nevadas y dejan pasar la luz, tienen un montaje sencillo y se adaptan fácilmente al espacio. Están fabricados con arcos premontados sobre los que se coloca un film transparente, y también hay buenos tutoriales en internet para construirlos en nuestro hogar. Se encuentran muchos modelos y de distintos tamaños.

 

Si un túnel sigue siendo una solución demasiado grande o aparatosa, optemos por las mantas térmicas. Permiten que las plantas respiren, mantiene la humedad y protegen del frío.

 

La protección de plantas individuales cuenta con soluciones ingeniosas, como cortar la base de una garrafa de cinco litros para colocarla alrededor de la planta. El tapón se podrá abrir por el día y cerrar por la noche.

 

También conviene proteger el suelo, proporcionando un acolchado o mantillo que proteja las raíces. Puede prepararse utilizando paja, hojas secas, textiles de algodón o lana, heno, corteza, cartón…

 

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