El despilfarro de alimentos es un problema de todos: de los consumidores, de la industria alimentaria, del sector hostelero… Y la cuestión alcanza ya dimensiones preocupantes. En España, se cifran en casi ocho millones de toneladas los alimentos que se desperdician al año. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA) ha promovido medidas para intentar reducir a la mitad esta cifra antes del año 2020. Los datos indican además que el problema se concentra sobremanera en el ámbito doméstico. Como consumidores, podemos dar un giro a la tendencia actual del despilfarro de alimentos si cambiamos parte de nuestros hábitos de consumo, de compra y gestión de los alimentos.

Previsión y seguridad

Antes de ir a comprar, conviene revisar la nevera y la despensa para saber cuáles son los alimentos que faltan y cuáles son los que deben consumirse antes. Es de gran ayuda también planificar el menú de la semana y hacer una lista con lo que se vaya a necesitar.
Cuando se coloquen los alimentos en la nevera y en la despensa, se dispondrán delante los que antes vayan a caducar y detrás los últimos que se han comprado. Los alimentos deben conservarse en las condiciones adecuadas de luz y temperatura que indique el fabricante. Conviene no olvidar que muchos alimentos que se conservan a temperatura ambiente, una vez abiertos necesitan refrigeración.

Atención a las etiquetas

Una de los hábitos que más reduce el despilfarro de los alimentos en cualquier hogar es prestar atención a las etiquetas de los alimentos. En ellas viene indicada información primordial, como es la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente. Ambos términos, que se establecen bajo estrictos criterios sanitarios y de calidad, se refieren a conceptos distintos:

  • Fecha de caducidad. Indica el momento a partir del cual un determinado producto no debe ingerirse porque no es adecuado para el consumo. En estos casos, el alimento se puede consumir hasta el mismo día en el que aparece la fecha. Suele encontrarse sobre todo en alimentos pasteurizados como leche, carnes o envasados al vacío, productos considerados de alto riesgo. En estos casos, a la fecha de caducidad le sigue el día, mes y año.
  • Fecha de consumo preferente. Establece el tiempo a partir del cual la calidad de un alimento puede disminuir, aunque este deterioro no entraña consecuencias negativas para la salud. El producto, una vez rebasada la fecha, puede consumirse pero sus características organolépticas pueden estar alteradas.

Junto a estos conceptos, en el etiquetado se indican también las condiciones de conservación (temperatura, luz, humedad. Si estas condiciones que dispone el fabricante no se siguen, el producto puede verse alterado.
Fuente: atencionalcomsumidor.com
http://atencionalconsumidor.com/?p=8028

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