Hábitos alimenticios en la adolescencia
Las necesidades nutricionales durante la adolescencia, la etapa de mayor crecimiento, varían de forma importante, los chicos requieren diariamente 2800 calorías y las chicas 2200. En este periodo es recomendable ingerir el mayor rango de porciones presente en la Pirámide de Alimentos. Sin embargo, aumenta el consumo de lácteos y de carne, y desciende el de pescado, verduras y alimentos integrales (pan, cereales, arroz, pasta…).
En esta etapa hay que evitar una serie de riesgos:
Deficiencia de hierro y calcio
El aumento del volumen sanguíneo y la masa muscular, el mayor peso y el comienzo de la menstruación en las chicas, intensifican la necesidad de hierro. Para incrementar la cantidad de este mineral hay que ingerir mayores cantidades de carnes magras, pescado, judías, verduras de color verde y frutos secos. Hay que reseñar que el hierro de origen animal se absorbe mejor que el de origen vegetal.
Respecto al calcio, el aumento de peso óseo es más rápido en la adolescencia (el 45% de la masa ósea del adulto se forma en esta edad) y crea una mayor demanda de este mineral. Para ello, es importante la ingesta de varias raciones de lácteos diarios (leche, yogures, queso).
Por último, también es importante un buen aporte de vitamina D y de minerales como el fósforo.
Hábitos alimenticios
En esta edad se desarrollan los hábitos alimenticios que se consolidarán en la madurez y en cuya formación tienen un papel fundamental el entorno familiar y escolar.
Es frecuente los hábitos irregulares en la adolescencia: saltarse el desayuno (importante fuente de energía tras el ayuno nocturno), la tendencia a picoterar más que a hacer una verdadera comida (dulces, bollería industrial, snacks, refrescos…), los horarios de comida irregulares (fines de semana), el inicio del consumo de bebidas alcohólicas, el saltarse comidas con el fin de adelgazar, el gran consumo de comida rápida.
Estos hábitos alimenticios están muy relacionados con los nuevos patrones de conducta, tales como la oposición en la aceptación de los valores existentes, la insatisfacción con la propia imagen, el deseo de aceptación por los amigos aceptando su estilo de vida,
Necesidades energéticas
Varían en cada persona, dependiendo de sus necesidades. Aunque en esta etapa la rapidez del crecimiento determina un incremento de las necesidades energéticas, la tensión y los trastornos emocionales, con la consiguiente alteración del apetito, pueden afectar el equilibrio energético.
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