Entrevista: "A partir de los 40 hay que reducir el consumo de todo tipo de carnes y comer muchos más platos de cuchara"
-¿Por dónde empezamos cuando queremos cuidarnos?
-Por la alimentación. Debemos plantearnos que, en general, en el primer mundo es excesiva, y eso unido a una disminución de la actividad física de la inmensa mayoría de las personas conduce a una situación de obesidad. Todo lo que suponga la posibilidad de cambiar hábitos alimenticios para disminuir las calorías está bien. Y está la posibilidad de no cambiar los hábitos alimenticios y sí cambiar el contenido real de los alimentos.
-Pero no es sólo lo que comemos, sino también la cantidad.
-Sí. En los años treinta del siglo pasado ya se descubrió que si comíamos menos viviríamos mejor. Pero no tuvo trascendencia porque como los experimentos se hicieron sólo con ratas y a las personas mayores sólo nos quedaba el placer de la mesa, dijimos: «Esto no me afecta». Pero en los años 2000 se ha repetido el experimento con monos. Unos han comido todo lo que han querido y otros, con una restricción del 30 por ciento. Y los que han comido menos están mucho mejor que los que comen todo lo que quieren. A partir de ese momento ya no podemos seguir diciendo que afecta sólo a las ratas. Afecta a todos. Y por lo tanto estamos buscando alternativas, porque no queremos dejar de comer.
-¿Cuáles?
-Una de ellas es dejar de comer proteínas. Comemos demasiados tipos de carne en general.
«A partir de los 40 años hay que reducir el consumo de proteínas, de todo tipo de carnes; tenemos que comer muchos más platos de cuchara.»
Debemos plantearnos que la alimentación en el primer mundo resulta excesiva
Lo bueno es intentar volver a una alimentación más parecida a la mediterránea antigua. Comer muchos platos de cuchara, incluyendo la fabada, el cocido y la paella, que en general tienen algún tipo de legumbre o arroz pero poca cantidad real de proteínas. Ahora están saliendo muchos alimentos con menos grasas, y lo siguiente debe ser comer con menos proteínas. Debemos volver otra vez a los guisos.
-Ahora se está poniendo mucho el punto de mira en alimentos como el pan blanco.
-Sí. En general, las harinas y los azúcares. La harina es un azúcar complejo. Y en los últimos años hemos incrementado el consumo diario de azúcar a unas cantidades de locura. Ese azúcar se transforma también en grasas, concretamente en colesterol. Hay que disminuir la cantidad de harina y azúcar y aumentar las legumbres y verduras.
-También están el ejercicio y el sueño.
-Por supuesto. Yo a todos mis pacientes les recomiendo hacer ejercicio moderado. Porque el excesivo aumenta las oxidaciones. Y el sueño es reparador. Es absolutamente necesario tener una buena filosofía de sueño y dormir al menos siete horas.
-Con la edad mucha gente ve que duerme peor y empieza con el consumo excesivo de pastillas, un hábito no muy saludable…
-Depende de qué pastillas, porque existe la posibilidad de tomar melatonina, una sustancia que nosotros mismos producimos. El problema es que como es muy barata y no patentable, no le interesa a ningún laboratorio. Pero con ella se puede restablecer un sueño bastante normal, mientras que con las benzodiacepinas habituales se tiene un sueño artificial que no es tan reparador.
-Pero éstas son más rápidas, y la melatonina empieza a funcionar a largo plazo, ¿no?
-Bueno, es bastante rápida. No sirve para decir esta noche no puedo dormir, me tomo melatonina y me duermo, pero enseguida se regula el sueño. Lo que ocurre es que la benzodiacepina es un ansiolítico y me puede quitar la ansiedad que pueda tener, que es la que hace que no me duerma, que eso es otra historia.
-¿Recomienda tomar suplementos de algún tipo o sirve con la alimentación?
-Yo lo recomiendo pero siempre bajo un control médico. Porque algunas sustancias pueden ser buenas en unos momentos y en otros no.
-Los nutricionistas insisten cada vez más en que no hay alimentos mágicos, que lo que importa es cómo uno coma a lo largo de una semana.
-O de un año. Lo suscribo totalmente. El equilibrio es fundamental. Lo que se debe tomar a partir de los 40 años es mucha más cantidad de frutas y verduras y menos cantidad de proteína, no digo que ninguna. Pero las proteínas no se les deben quitar a los niños nunca, porque si no, no crecen. Sólo a las personas de más de 40 años. Al niño no le pasa nada porque las tome. Tiene un organismo más joven y tiene más capacidad para producir antioxidantes.
Manuel Noval Moro
Fuente: La Opinión A Coruña
Fotografía: La Opinión A Coruña
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