Las alergias también florecen en primavera, la época del año en la que se manifiestan con mayor incidencia. La razón principal es la polinización, un proceso maravilloso y natural, pero sumamente molesto para quienes padecen de alergia al polen.

 

Recuerde que si percibe síntomas de alergia (picor en la piel, goteo nasal, estornudos y, algunas veces, picor en los ojos…) siempre deberá ponerlo en conocimiento de profesionales médicos, que podrán recetarle antihistamínicos y descongestionadores. Pero hay alimentos que pueden contribuir a estimular el sistema inmunológico y a mejorar su respuesta ante las alérgicas, y en casos extremos peligrosas, alergias estacionales.

 

El jengibre, un ancestral remedio natural, ayuda a reducir la inflamación e irritación de ojos y aparato respiratorio. También la cúrcuma tiene un gran potencial antiinflamatorio y su consumo adecuado podría aminorar los síntomas de la rinitis alérgica. Por su parte, las cebollas aportan quercitina, un antihistamínico natural. Las cebollas, además, tienen también compuestos antiinflamatorios.

 

La vitamina C no tiene capacidad para prevenir los resfriados, pero sí ayudan a acortar su duración y sí ofrecen beneficios ante las alergias. El consumo de cítricos es muy recomendable, al igual que el consumo de tomate, también una fuente extraordinaria de vitamina C. Apunte también el kiwi y por supuesto las verduras y hortalizas verdes (lechuga y guisantes, por ejemplo).

 

Los ácidos grasos omega-3, presentes en el salmón y en otros pescados grasos, también poseen propiedades antiinflamatorias, y su presencia en el organismo disminuye la sensibilidad alérgica.

 

Otros alimentos indicados: el yogur o las lentejas -ricas en ácido fólico, sodio, potasio y manganeso-, los arándanos, cerezas, ciruelas, uvas

 

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