Si la leche no te sienta bien, no tienes por qué dejar de tomarla
«Se estima que entre un 30 y un 50% de la población española la padece la intolerancia a la lactosa.»
La intolerancia a la lactosa es una patología que “se produce por un déficit de una enzima denominada lactasa, que se sitúa en el intestino delgado y es la responsable de digerir la lactosa y fragmentarla en glucosa y galactosa, permitiendo la absorción de la primera (glucosa). Cuando no existe lactasa, la lactosa no digerida llega al colon y produce síntomas como hinchazón abdominal y diarrea”, declara Federico Argüelles Arias, presidente de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) y especialista de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Virgen Macarena (Sevilla).
Es un trastorno digestivo diagnosticado con creciente frecuencia. Aunque la razón no tiene por qué ser que haya más intolerantes, como dice Argüelles Arias: “Puede ser que ahora se diagnostican más casos porque hay más concienciación y mayor conocimiento”. La realidad es que este aumento de casos ha repercutido en un menor consumo de leche. Sin embargo, la solución para los intolerantes es muy sencilla para Federico Argüelles: “Tras el diagnóstico de la patología, se recomienda tomar productos sin lactosa.
“Las bebidas vegetales no se pueden considerar sustitutivas de la leche porque no son leche y carecen de sus propiedades nutricionales.»
Actualmente existe una gran oferta de productos lácteos sin lactosa por lo que no hace falta eliminar la leche de la dieta”. Y mucho menos sustituirla por otro tipo de productos. “Las bebidas vegetales no se pueden considerar sustitutivas de la leche porque no son leche y carecen de sus propiedades nutricionales”. No solo lo dice Argüelles. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea en una sentencia de junio de 2017 prohibió que se comercializaran con denominaciones tales como leche, nata, mantequilla, queso o yogur.
La razón de que no se puedan equiparar pasa, entre otros nutrientes, por el calcio y la vitamina D. El informe La leche como vehículo de salud para la población elaborado por la Fundación Española de Nutrición y la Fundación Iberoamericana de Nutrición, lo confirma: “En las bebidas vegetales, la gran mayoría del calcio, cuando lo contienen, es calcio añadido. Este calcio no está asociado a proteínas y su biodisponibilidad es muy inferior. Además estas bebidas no siempre están enriquecidas en vitamina D”. El problema es aún mayor en caso de lactantes, como se deduce de este informe publicado en el Acta Pediátrica que concluye: “Sería deseable que los envases de bebidas vegetales indicasen que no deben consumirse de forma exclusiva antes del año de vida y que no son un alimento completo ni una alternativa nutricional a la leche de vaca”.
Instituto Puleva de Nutrición
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