La castaña, energía para el frío
Ya no son lo que han sido, pero las castañas eran un alimento básico en la alimentación de numerosos pueblos europeos, sobre todo aquellos que por su climatología tenían dificultades para surtirse de cereales con los cuales conseguir su harina para hacer pan y para otros menesteres.
Las comunidades, como la vasca, que tenían esa dificultad y tenían en cambio las castañas a la mano, las utilizaban como principal fuente de carbohidratos. Hay que pensar que es el fruto seco más rico en hidratos de carbono complejos.
La plaga que las afectó hizo –como señala el investigador Ander Manterola en “La alimentación tradicional vasca bajo la perspectiva del doctor Bengoa”- que en la zona húmeda vasca se empezara a plantar la patata, a finales del XIX.
Es una excelente guarnición para los platos de caza de la temporada otoño-invernal; con aves, carnes…, incluso armonizan estupendamente con coles. Se pueden comer crudas, hervidas, asadas, en puré, dulces… Un hecho relevante es que tratándose de un fruto seco es de los menos calóricos ya que su contenido en grasas es muy bajo.
«La castaña es una fenomenal fuente de carbohidratos y a lo largo de la historia ha sustituido al cereal en muchas zonas. Ahora que llega el frío, vuelven a estar muy presentes en mercados y hogares.»
Los deportistas pueden incluir perfectamente en su dieta alimenticia ya que proporciona una energía estable debido a los hidratos de carbono complejos. Históricamente ha dado una energía como el arroz, la patata o el pan.
Por otro lado, es muy rica en vitamina B, sobre todo si se toman crudas. Son también fuente importante de potasio y hierro. Como contrapartida suelen aparecer, en ocasiones, gases al comerlas crudas. Es muy importante masticarlas bien, desmenuzarlas en la boca, y no comer cantidades desorbitadas. Cuando están cocidas son más digeribles.
«Las castañas tienen un aporte calórico muy bajo»
En los días fríos, lluviosos, es una magnífica merienda para los más pequeños. No conviene comerlas muy calientes, aunque ya se ha perdido prácticamente la costumbre de hacerlas en casa al horno o en la sartén. Eso sí, si nos atrevemos, hay que darles un corte para que respiren. Si no, revientan.
La castaña, protagonista de fiestas
La castaña ha estado muy presente en la vida de las colectividades de zonas húmedas, que es donde mejor se da. Así, hay fiestas determinadas alrededor de ella y su consumo, como el Magosto o castañada (Galicia, Asturias, Cantabria, Cataluña). En el País Vasco se celebraba en noviembre el “Gaztañerre Eguna” en diferentes localidades guipuzcoanas, pero esta celebración que implicaba comer tortilla de chorizo y castañas se ha ido perdiendo.
Las castañas son un alimento muy ligado al País Vasco desde hace muchos años. En los caseríos, antiguamente, solía haber un tamboril con el que se asaban las castañas. Era un cilindro redondo y grande, agujereado, que se sustentaban sobre dos enganches y se ponía encima de las brasas o del fuego para que diera calor y se fueran haciendo las castañas.
Fuente: El Diario Vasco. Guía Gastronomika
http://guiagastronomika.diariovasco.com/noticias/castana-energia-frio-201510091101.php