La compota de manzana es un postre casero tradicional muy fácil de preparar, elaborado con manzanas cocinadas y especias (canela, nuez moscada…). En estas fechas, asociadas a comidas opíparas que suponen un sobreesfuerzo para el aparato digestivo, la compota es el postre navideño idóneo para depurar el organismo.
La compota de manzana se puede presentar como puré, fluida, o mezclada con pedazos de esta fruta.

«La facilidad de elaboración de la compota la conviete en un plato casero común que se suele tomar como postre»

No sólo es un plato dulce (que se puede tomar además como helado o yogur) sino que también puede acompañar platos salados (carne). Las  variedades Golden, Gala, Pink Lady, Reineta, Mcintosh, Granny Smith o Fuji son más recomendables para su elaboración, aunque se pueden mezclar para dar un sabor diferente.
El azúcar es un ingrediente opcional, dependiendo de la dulzor de la manzana y del gusto personal.
En el frigorífico puede conservarse perfectamente 3 ó 4 días.
Hay diferentes formas de cocinarlas según el lugar. En estas fechas en el País Vasco es característica la compota de Navidad, cocida en agua y azúcar con frutas del tiempo como manzanas y peras y frutas secas. En Asturias, tierra de manzanas, también en estas fiestas es típico preparar la compota.
Beneficios nutricionales
Un taza de compota sin azúcar aporta 100 calorías, por lo que es muy saciante. Este postre aporta todos las propiedades y nutrientes de la manzana: antioxidantes, flavonoides y vitaminas. Por su alto contenido en fibra mejora la digestión. Además, la compota ayuda a recuperar el apetito a enfermos convalecientes y está muy indicada para personas delicadas de salud que no pueden masticar o tragar.
 
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