Para evitar las toxiinfecciones alimentarias en nuestro hogar es importante centrarse en dos puntos: la higiene y la temperatura.
1. Higiene
No sólo debemos tener en cuenta lo obvio, que las manos y los utensilios o recipientes que van a estar en contacto con los alimentos deben de estar limpios, sino también debemos lavar bien los alimentos que vayamos a consumir en crudo (ensaladas, ensaladillas, sandwiches…), como verduras y frutas.
Si además de lavar, queremos desinfectar, hemos de utilizar lejía (verificando que se trata de lejía apta para uso alimentario), en una dosis aproximada de 20 ml por cada litro de agua utilizado para el remojo de los vegetales. Lo dejaremos actuar unos 10 minutos y aclararemos con agua abundante para eliminar los restos.
En el caso de utilizar alimentos crudos de origen animal (por ejemplo, si vamos a elaborar mahonesa casera) hemos de hacerlo con ovoproducto pasteurizado y asegurando una acidez (ph<4,5) para evitar la temida Salmonellosis. Para evitar problemas, lo más sencillo es optar por salsas o mahonesas comerciales, especialmente si no podemos garantizar el mantenimiento de la cadena de frío (por ejemplo, si lo vamos a llevar para comer en otro lugar o el producto va a pasar un tiempo a temperatura ambiente).
En el caso del pescado, si se va a consumir crudo o poco cocinado (como es el caso de las anchoas marinadas, ceviche o sushi) ha de congelarse a -18ºC durante 72 horas para evitar una anisakiasis.
Por último, al igual que el resto del año, no debemos olvidar cumplir las “Buenas Prácticas de Manipulación” para evitar las contaminaciones cruzadas (no almacenar juntos alimentos crudos y cocinados, lavarse bien las manos después de manipular basuras o tocar alimentos crudos, mantener limpios los recipientes y cámaras de conservación…)
2. Temperatura
La temperatura a la que se mantiene el alimento influye directamente en la velocidad de multiplicación de las bacterias; las temperaturas ambientales en verano hacen que los microorganismos se multipliquen a gran velocidad, aumentando el riesgo de toxiinfección alimentaria.
Por eso es importante que los alimentos sufran un tratamiento térmico completo y suficiente, es decir, que los alimentos estén bien cocinados, no sólo por la parte externa sino también en el interior, ya que de esta forma habremos eliminado los microorganismos que contiene el alimento en origen.
Los platos han de elaborarse con la mínima antelación posible y se debe evitar mantenerlos a temperatura ambiente. Por eso, si vamos a elaborar alimentos para llevar, es mejor evitar aquellos alimentos de mayor riesgo, es decir, a base de huevo, salsas, carnes picadas…o que contengan ingredientes crudos.
Por último, a la hora de transportarlos, hemos de mantener la cadena de temperatura al máximo posible, utilizando placas de frío y recipientes o bolsas isotérmicas, si lo vamos a consumir en frío, o en termos si lo vamos a consumir en caliente.
Siguiendo estas pautas evitaremos la aparición de estas molestas enfermedades, que no son cuestión de mala suerte sino de malas prácticas.
Laura González
Dietista de Gastronomía Baska
 
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